Informe Juventud en España 2016

El Informe Juventud en España 2016 representa la novena edición de un estudio sociológico dirigido por el Instituto de la Juventud en España (INJUVE), que cada cuatro años analiza los rasgos fundamentales que caracterizan a la juventud en el  país.

Los resultados se basan en una encuesta dirigida a una muestra representativa de 5000 jóvenes residentes en España de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años de edad. El estudio es de ámbito nacional con resultados igualmente representativos para cada una de las 17 Comunidades Autónomas.

El Informe comprende un total de 7 capítulos, algunos de ellos se enmarcan en los ámbitos de trabajo habituales de los estudios de juventud elaborados por esta y otras instituciones, como son: Trayectorias educativas y su relación con el mundo del trabajo (Capítulo 3); la transición del hogar de origen al propio y las características de los hogares jóvenes (Capítulo 4), experiencias juveniles y prácticas de ocio (Capítulo 6) o la implicación y la práctica sociopolítica de los jóvenes (Capítulo 7). No obstante, en esta edición de 2016 se presta una especial atención a las consecuencias que la crisis económica está dejando sobre una generación de jóvenes que ha crecido y se ha socializado durante su desarrollo. Una situación, como afirman los autores del informe, que “ha repercutido en la vida de las personas jóvenes, especialmente en todo lo relativo al empleo, a la formación y a su autonomía, al tiempo que les ha empujado a elaborar estrategias —muchas veces novedosas e innovadoras— para hacer frente a los retos que plantea la nueva realidad social”. Los impactos de la crisis es un aspecto transversal  que estará presente en el conjunto de los capítulos que componen el Informe, pero de manera más directa se abordan en el capítulo 1 “¿Una generación marcada por la crisis?”  y en el capítulo 5 “El bienestar subjetivo de los jóvenes”.

Algunas conclusiones que aporta el Informe Juventud en España 2016 …

 

  • Los años de recesión económica dejan una estructura educativa muy polarizada con evidentes desigualdades sociales y de género.  Los jóvenes adultos (25 a 34 años) se reparten entre dos polos contrapuestos: un 34% no tiene educación secundaria postobligatoria y un 42% tiene educación superior; solo el 24% tiene una titulación de secundaria superior, más allá de la obligatoria. El resultado es un alto número de jóvenes poco preparados para las exigencias de la sociedad actual y un número excesivo de jóvenes con estudios superiores respecto a la oferta de puestos de trabajo de carácter profesional.
  • Los estudios influyen de forma clara y casi linear en la probabilidad de estar ocupado frente a estar desempleado durante la etapa juvenil. No obstante, la sobrecualificación de los jóvenes españoles con respecto a los empleos que desempeñan es un dato objetivo, según los autores, al igual que el empeoramiento de su situación laboral como una tendencia generalizada en toda Europa.
  • Menos independencia económica y más ayuda de los padres. Sólo uno de cada cinco jóvenes está en situación de independencia económica completa y sólo un 16% su situación es de independencia semi-completa. La media de los ingresos personales se sitúa en 774 euros mensuales, lo que supone una caída del 16% en el nivel de ingresos respecto a los momentos anteriores de la crisis económica.
  • A pesar de las dificultades, tres de cada cuatro jóvenes afirman tener una satisfacción muy alta con la vida (77% tanto entre los de 18 a 24 años, como el 76,9% entre los de 25 a 34 años), lo que más satisfacción les producen son los amigos, la salud y la familia (más del 80% se muestra altamente satisfecho con estas dimensiones de su vida). Mientras que el trabajo y la situación económica son los aspectos que generan más insatisfacción.
  • El Informe apunta a que el ocio juvenil tiende a ser un ocio compartido con otros y está bastante determinado por la capacidad de gasto.  Los gustos y preferencias de ocio de los jóvenes se dirigen sobre todo a salir con amigos, escuchar música, viajar y usar el ordenador.
  • Los jóvenes se muestran ciudadanos conscientes de los problemas que atraviesa la sociedad española y reclaman la necesidad de realizar cambios profundos, sin que ello les lleve a impugnar el sistema en su conjunto. Uno de los principales problemas se relaciona con la falta de igualdad en la distribución de la riqueza y más en concreto de la distribución de los ingresos. Alrededor de un 50% está de acuerdo con que las diferencias de ingresos en España son demasiado grandes y un 85% está muy o bastante de acuerdo.
  • Los jóvenes de 2016 tienen una relación bastante más intensa con el ámbito político de lo que ocurría en años anteriores, especialmente antes de la crisis. Según el interés manifestado por los jóvenes, el sector politizado alcanza a un 38%, más del doble de lo que representaba antes de la crisis. Sin embargo, el mayor interés por la política no implica sentimientos positivos hacia la misma. Por el contrario, la mayoría dice que les produce desconfianza (39%).
  • Finalmente cabe destacar que la valoración del funcionamiento de la democracia por parte de los jóvenes es más bien moderada: una media de 4,63 en una escala de 0-10. En términos comparados los jóvenes españoles demuestran ser mucho más críticos con el funcionamiento de la democracia que sus coetáneos europeos. No obstante, la mayoría sigue confiando en la participación electoral como la forma más efectiva de influir para que cambien las cosas (56%).
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